Las ciudades del futuro se medirán por su sostenibilidad, flexibilidad y habitabilidad. La forma en la que vivimos está cambiando de forma radical y, hoy, las personas buscamos una mayor libertad de movimiento, acceso a la tecnología y una convivencia más global; unas ventajas que vienen de la mano del ‘coliving’.
Pero ¿podría la pandemia COVID afectar la continuidad de este concepto?

Desde la Revolución Industrial, nuestra sociedad ha priorizado la propiedad privada en términos de vivienda. Sin embargo, factores como las dificultades económicas posteriores a la recesión, el aumento de la migración a las ciudades, la escasez de viviendas y la crisis de los alquileres, han acelerado la necesidad de alternativas. Dentro de esas alternativas, aparece el fenómeno del coliving.

Originado en Dinamarca en la década de 1960, el coliving se nos presenta como un concepto que trata de dar respuesta a un gran sector de población activa joven que no se plantea hoy en día comprar una vivienda, ya sea por razones económicas, por libertad de movilidad o, sencillamente, porque prefiere establecerse dentro de entornos de vida colaborativos.

Pero ¿qué es realmente el coliving?

La fórmula del ‘coliving’ se basa, a grandes rasgos, en alquilar una habitación a un nuevo compañeros de piso (normalmente con baño incluido) y compartir los demás espacios de la casa, incluidas las zonas de trabajo y de ocio, así como servicios adicionales como internet de máxima velocidad, el gimnasio, la lavandería o el comedor. La gran diferencia con el concepto de “alquiler de habitación a un inquilino”, radica en que el concepto es mucho más colaborativo y amplio.

Podríamos resumir coliving como una extensión o evolución del coworking en el mercado de la vivienda, en el que todos los residentes del mismo espacio, generalmente profesionales afines, además de compartir un lugar de desarrollo de su trabajo, comparten un hogar donde pueden seguir intercambiando experiencias, personales y profesionales.

¿Qué aporta este concepto?

Las soluciones principales aportadas por el concepto de coliving son:

  • Flexibilidad.
  • Rentabilidad más alta que otras alternativas residenciales.
  • Pago por uso.
  • Compartir experiencias de vida dentro de una comunidad en la que sentirse identificado/a.
  • Activación social.
  • La comodidad de vivir en un entorno profesional privado con servicios y comodidades compartidas.
  • Valor añadido profesional, mejora de la productividad.

¿Cómo ha impactado la pandemia provocada por el COVID-19 el coliving?

Por resumirlo en una sola frase, podríamos afirmar que el impacto del COVID-19 ha resultado positivo para el coliving. El confinamiento ha reforzado el sentimiento y la necesidad de pertenecer a una comunidad. Todos los estudios internacionales indican que el coliving seguirá ganando terreno, al enfocarse en abordar la individualidad y soledad como parte de su estrategia.

El propio Christopher Hütwohl, Managing Director de Corestate Capital Advisors Spain, durante su participación en la quinta jornada de SIMAPRO 2020, la principal cita profesional del sector del real estate, “…el COVID-19, la digitalización, el sharing economy o la concentración urbana han impulsado estos productos, haciéndolos cada vez menos alternativos, pero será la gestión lo que verdaderamente acabará definiéndolos. El coliving ya no es un producto alternativo, sino un producto con unas características determinadas y válido tanto para treintañeros como para jubilados...”.

La segunda ola del COVID-19 nos está enseñando a gestionar de otra manera los imprevistos, a ser flexibles con nuestros hábitos de vida e interrelación personal y profesional y a repensar como queremos que sean los espacios comunes en el futuro. Si hay algo que estamos descubriendo es que los espacios lo definen los usuarios hoy en día, no los arquitectos.

Entonces, ¿podemos hablar del coliving como una realidad presente y futura?

Las nuevas necesidades de los usuarios harán que el coliving evolucione, se diferencie y diversifique, centrándose en otro público, creando modelos de nicho como el coliving para familias, personas mayores, estudiantes, startups, así como otras necesidades específicas de los consumidores.

El modelo de coliving deberá adaptarse a las nuevas necesidades y preferencias del consumidor surgidas en este contexto global incierto, adaptando el espacio a nuevos diseños y a la incorporación de tecnologías para asegurar la distancia física y las medidas de seguridad / salud; pero también resultará necesario diseñar nuevas estrategias comerciales de arrendamiento, operación y marketing.

Tal vez en España esta evolución al coliving tenga todavía un recorrido mucho más profundo que en otros países Europeos; por ejemplo, Madrid, pese a ser la capital de nuestro país, se encuentra a la cola del coliving europeo con tan solo 410 camas operativas destinadas a este concepto. Un obstáculo para su crecimiento es que en Madrid los jóvenes profesionales de alto nivel económico, un target directo del segmento, representan tan solo un 15% de la población joven.

Pero, también es cierto que ese recorrido ha comenzado a realizarse con una dedicación y esfuerzo especial, apostando claramente por el coliving en lo que representa una declaración de intenciones ante los nuevos modelos residenciales y de real estate. No en vano, las grandes empresas de coliving recién han aterrizado en España detectando las oportunidades que presenta el país.

Poniendo como ejemplo de nuevo a Madrid, la capital cuenta con proyectos para aumentar el número de camas por parte de compañías como The Student Hotel, Homii o Urban Campus. Y si nos fijamos en ciudades más alejadas de las principales, Málaga, por ejemplo, está estudiando actualmente ceder suelo dotacional para construir espacios de coliving para jóvenes.

El coliving, en definitiva, es un lugar donde se convive día y noche y donde las interrelaciones sociales se vuelven más relevantes; y, en época de pandemia, mucho más. Por eso creemos que este concepto es mucho más amplio, abordando una clara transformación cultural y de convivencia. Algo que ampliaremos en un futuro, cuando hablemos de la transformación de algunos hoteles en espacios de coliving.

Coliving: ¿Fenómeno pasajero?