¿Sabías que existen datos que evidencian el descenso en la demanda del espacio de oficinas entre un 10-20%? La situación provocada por el COVID-19 nos está enseñando que el teletrabajo, no es solo posible, sino que resulta una solución óptima en muchos casos. Hoy en día, después de recuperar paulatinamente la actividad presencial en diversas oficinas, existen todavía numerosas personas que no han vuelto a sus puestos de trabajo, aunque las restricciones de movilidad hayan dejado de afectarles.

Entonces, ¿cómo impactará esta nueva modalidad al modelo de oficina que conocíamos hasta ahora?

Por un lado, los meses de confinamiento han puesto de manifiesto que el home office ( trabajo desde casa) gusta tanto a empleados como a las empresas, las cuales se están viendo obligadas a introducir más horas de esta nueva tipología en sus modelos de trabajo.

Esto no significa que vayan a dejar de existir o necesitarse oficinas presenciales a las que asistir, sino que las oficinas pueden estar en cualquier ubicación que cada empleado desee; por lo que, lo que hasta ahora denominamos como “oficinas centrales” deberán redefinir su función.

Hace unas semanas, en WITHYOU te hablábamos del concepto workation, donde se analizaba la posibilidad de trabajar desde tu destino favorito entre todas aquellas personas que se movían en sectores creativos o desempeñaban profesiones liberales. Pero, con el home office este concepto adquiere dimensiones mucho más superlativas, ya que facilita la posibilidad de que, cualquier persona que desarrolle sus funciones laborales en una oficina física, pueda ubicar su oficina “particular” en el espacio o espacios que desee.

Pero regresemos al concepto “oficinas presenciales”. Por un lado, todo apunta a que estas tendrán que reducirse para dar respuesta al nuevo estilo de vida que combina jornada presencial y jornada a distancia, contemplando el hogar, o cualquier emplazamiento en el que no sintamos realmente cómodos e inspirados trabajando, como nuevo espacio profesional. Idea que, de acuerdo a estudios llevados a cabo en UK, es valorada como positiva entre los empleados, a quienes esta pandemia les ha proporcionado una alternativa que les gustaría mantener, si sus empresas les ofrecieran esta posibilidad.

Por otro lado, la pandemia ha impuesto la eficiencia en cuanto a las visitas/ tareas a desarrollar en las oficinas. Incrementando la productividad y decrementando el tiempo de ocupación de las mismas. Lo que hace cuestionarse el rol del espacio de trabajo, para el que parece necesario definir porqué acudir: Principalmente para realizar actividades relevantes que no se puedan desempeñar a distancia, y cuya presencia aporten valor a las compañías y contribuyan a su crecimiento.

Sin embargo, es pronto para afirmar que esta tendencia se vaya a consolidar a nivel global. Países como Nueva Zelanda, son buen ejemplo, no obstante, de esta nueva realidad. Aunque sus restricciones de aislamiento fueron parciales y sólo afectaron durante un periodo de 2 meses, el 15% de su fuerza laboral ha mantenido el home office y la flexibilidad que conlleva.

Taiwan y Hong Kong, por el contrario, no apoyan esta tendencia, ya que la asistencia presencial de sus trabajadores no se ha visto afectada ni durante, ni después de la pandemia.

Sea como sea, la nueva realidad impone la necesidad de repensar la función de los espacios de trabajo, tal como los conocemos ahora. Quizás pasa por estimular su rol social, pudiendo llegar a convertirse en social-hubs, espacios donde estimular la colaboración, la creatividad, la formación y la comunicación entre empleados de cualquier rango. Suena bien ¿verdad?

“Home office”, la oficina que deseamos en el espacio que soñamos